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De Mutriku a Zubieta

En Zubieta no sólo me han enseñado a jugar, también a ser responsable y disciplinado. El fútbol me ha enseñado que en esta vida hay que trabajar duro y ser constante para conseguir objetivos, que uno debe creer en sí mismo y que la humildad es el mejor camino para ser querido.

Ficha federativa de Illarra para la temporada 05-06Mi primer entrenador en las categorías inferiores de la Real Sociedad, cuando aún era alevín, fue Patxi Illarramendi. En infantiles, cadetes y juveniles, estuve bajo las órdenes de Loren Juarros (ex-jugador de la Real), Josean Rueda, Lutxo Iturrino (ex-jugador de la Real, paisano mío y amigo de mi Aita), Iñigo Cortés y Alberto Iturralde. Y aunque no le tuve como entrenador, guardo un buen recuerdo de Iñaki Eskisabel por las oportunidades que me dió llevándome con el Sanse cuando era juvenil.

He tenido buenos maestros y he aprendido mucho de todos ellos, les estoy muy agradecido por la confianza que han depositado en mí durante mi paso por las categorías inferiores de la Real.

Mi paso por el ‘kadete txiki’ de la Real Sociedad

Mi primer partido oficial con la elástica ‘txuri-urdin’ fue en el torneo Canal Plus de Brunete (Madrid) donde, a pesar de hacer un buen papel, nos eliminó el Real Madrid de Cherichev y Nacho. ¡Quién diría entonces que 11 años más tarde compartiríamos vestuario en el Santiago Bernabéu!

Ese mismo año jugué en Cádiz mi primer Torneo con la selección autonómica de Euskadi, en categorías alevines. Después empezaría mi primera competición de Liga con el equipo infantil de la Real Sociedad y poco a poco también comenzó a cambiar mi vida.

En Mutriku, con mi amigo Joseba Beitia y Lutxo IturrinoIba cuatro veces por semana a Zubieta recorriendo 100 kilómetros. Aprovechaba el trayecto para estudiar y hacer los trabajos escolares, ya que llegaba a casa sobre las diez de la noche. Por mucho que te guste el fútbol este ritmo es muy duro para un chaval de 12 años, pero para entonces yo ya tenía las ideas muy claras.

El fútbol te da y te quita. No he podido disfrutar de mis amigos todo lo que hubiera deseado, pero el fútbol también me ha dado nuevas y buenas amistades.

Cuando uno juega en las categorías inferiores de un gran club es consciente de las dificultades que se encontrará por el camino para llegar a lo alto. Pero con el paso del tiempo y con la confianza que año tras año van mostrando en ti, llegas a convencerte de que es posible alcanzar el objetivo. Eso ocurre cuando das el paso al equipo filial, mi siguiente objetivo: el Sanse.
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